Nostalgia | Esencia Journal
- Ana Paula Rivas
- hace 6 días
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Actualizado: hace 2 días
Ni siquiera sé por dónde empezar.

Podría partir de una serie de pensamientos, o tal vez por un recuerdo —pequeñas constelaciones mentales— que siempre regresan al mismo lugar.
No sabría cómo nombrarlo exactamente. ¿Nostalgia, quizá? Sí, creo que es nostalgia —pero no se trata de algo que pertenece al pasado. Lo que extraño, muy en el fondo, es esa sensación de sentirme segura en los brazos de alguien, la ilusión de pertenecer a un mundo que por fin prometía ser un hogar.
Con él solíamos perseguir atardeceres en bici. Había todo un universo de sabores, aromas y fórmulas que no siempre tenían que ver con la química, sino con algo más sutil.
La vida con él se desplegaba como un ritual de exploración. La risa que se quedaba guardada en el viento. La música, siempre presente en algún lugar — mezclándose con los colores y los olores que traían las estaciones.
Las mañanas eran lentas, empapadas de olor a café y la ilusión de planes que no necesitaban cumplirse.
La inspiración llegaba cada vez que el sol salía y proyectaba formas sobre su mundo —su casa, su nombre y todos los lugares que, por un momento, fueron nuestros.
Todo lo que él tocaba parecía esconder una promesa, algo lleno de potencial. Incluso las cosas más simples —un libro, una taza, una ventana entreabierta— parecían cargadas de significado, como si la luz misma eligiera seguirlo.
Durante mucho tiempo creí que así era como debía sentirse el amor: una leve expansión, un respiro compartido. Y quizá, de alguna manera, lo fue.
Pero había momentos, sobre todo cuando los días se volvían demasiado perfectos, en los que percibía una distancia invisible entre nosotros —un silencio que ninguno de los dos se atrevía a nombrar.
Y tal vez, desde el principio, no era amor lo que yo estaba persiguiendo. Quizá era esa sensación, la utopía de sentirme completa —aunque fuera solo por un instante.
Acompáñame en el recorrido



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